Berlusconi abre sus brazos a la privatización del Coliseo romano Cede la exclusiva del anfiteatro al empresario Diego della Valle por 25 millones
El gran Totò vendió la Fontana di Trevi en una célebre película de 1961, Totòtruffa. Medio siglo más tarde, el Gobierno de Silvio Berlusconi quizá haya superado la hazaña del cómico napolitano al poner el Coliseo, quizá el monumento más importante del mundo, en manos privadas. Los sindicatos han denunciado el acuerdo ante la Fiscalía de Roma El beneficiario es el empresario Diego della Valle, dueño de la empresa de zapatos Tod's, que a cambio de pagar el coste de los trabajos de restauración, 25 millones de euros, mantendrá durante 15 años prorrogables la exclusiva sobre la imagen mundial del monumento romano. Berlusconiano de primera hora, luego distanciado del primer ministro y ahora otra vez afín, Della Valle, que es también socio en los almacenes Saks y en RCS, el grupo editor de Corriere della Sera y de El Mundo, parece haber hecho uno de los mejores negocios de su vida. A cambio de sufragar los 25 millones que costará la restauración del anfiteatro del siglo I, Tod's gestionará en exclusiva los alquileres y los derechos de imagen del Flavio dentro y fuera de Italia, podrá poner su logotipo en las entradas y en los andamios, y construir un "centro de servicios" en el área arqueológica más protegida del mundo. El acuerdo fue firmado el 27 de enero pasado, y el Gobierno lo vendió con gran pompa como un acto de generoso mecenazgo por parte del emprendedor empresario del zapato. Curiosamente, el texto no se dio a conocer, y en gran parte todavía sigue siendo un misterio. El sindicato UIL, muy activo en el campo del patrimonio histórico y la cultura, ha presentado un escrito ante la Fiscalía de Roma y el Tribunal de Cuentas en el que expresa sus dudas sobre el alcance real del contrato y pide que se investigue si hay indicios de delito. Gianfranco Cerasoli, secretario general de UIL Cultura, explica que el acuerdo se firmó "a gran velocidad después de que el concurso oficial fuera declarado desierto", y recuerda que "impedirá durante al menos 15 años al ministerio, y por tanto al Estado, que según la Constitución es el responsable del anfiteatro, decidir libremente sobre el uso y la imagen del monumento". Además, según Cerasoli, "la valoración del acuerdo es evidentemente baja, ya que cualquier economista sabe que la operación generará como mínimo 200 millones de euros, porque concede a la empresa, mientras duren las obras, el plan de comunicación y la comercialización del Coliseo en todo el mundo". El sindicato aclara que no tiene nada contra Tod's. "Della Valle ha hecho su trabajo cerrando una operación comercial y promocional de gran impacto. No estamos contra los promotores privados sino contra las concesiones estatales a bajo precio". Una asociación mixta que debe ser todavía constituida, y en la que la empresa zapatera será dominante, tomará desde ahora las decisiones que afecten el monumento. Si alguien desea utilizar la imagen del Coliseo para rodar una película, un anuncio o hacer una campaña política, deberá pedir permiso a Tod's. Lo han tenido que hacer ya los responsables de Volkswagen, que pretendían presentar en el teatro romano un nuevo modelo. Fuentes de la empresa italiana han replicado a las críticas con un argumento sencillo: "Una empresa cotizada en bolsa que invierte 25 millones en restaurar un monumento debe explicar a sus accionistas ese comportamiento. Sería absurdo que Tod's no tuviese la exclusiva mientras duren las obras".
El dueño de Tod's firmó el trato con el comisario del área arqueológica de Roma, el arquitecto Roberto Cecchi, apoderado por un decreto especial de la presidencia del Gobierno. Cecchi es uno de los nombres que el Ejecutivo emplea desde 2001 para acometer su "puesta en valor del patrimonio cultural". Su superior, Mario Resca, ex consejero delegado de McDonald's Italia, fue designado personalmente por Silvio Berlusconi para explotar los monumentos y museos con una visión comercial y privada. Según los críticos, una estrategia populista más, basada en considerar la conservación del patrimonio en una emergencia permanente (lo que ayuda a cerrar contratos a dedo). El objetivo declarado es lanzar acciones de gran impacto y aumentar las visitas.
Mientras, se recortan los fondos públicos, se vacían las plantillas dedicadas al mantenimiento y se relaja el cuidado de los bienes artísticos e históricos. En paralelo, el Gobierno ha ido cediendo al sector privado buena parte de la gestión cultural y museística, desde la organización de exposiciones al negocio de las taquillas, un mercado restringido a un puñado de empresas que obtienen hasta un 30% de cada entrada vendida. Empresas como Electa Mondadori, propiedad del jefe de Gobierno italiano, han obtenido además concesiones públicas para las librerías de una treintena de instituciones, entre ellas la del Coliseo y el Foro Romano. En los últimos dos años, esa tendencia parece haberse exacerbado, lo que ha provocado tensiones y dimisiones entre los altos cargos culturales. Primero se marchó el número dos de Cultura, Salvatore Settis; luego su sucesor, Andrea Carandini, y finalmente el propio ministro, Sandro Bondi, que ha sido sustituido por el ex titular de Agricultura, Giancarlo Galan. Carandini acaba de rectificar, y está de vuelta en el ministerio después de que el Gobierno haya accedido finalmente a limitar los recortes del gasto previsto para este año sufragándolo con un aumento de un céntimo en el precio de la gasolina.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada