dimarts, 31 de maig del 2011

Aenigma Populus

Mireu quina curiositat: MSN POPULUS! Resulta que podeu fer populars els teus ídols o esfonsar a algun personatge que no t'agradi. Perquè creieu que li han posat aquest nom?

dilluns, 30 de maig del 2011

Com vivien els romans!



¡Cómo vivían esos romanos!
Las 'domus' de la Barcelona del siglo IV demuestran el alto nivel económico de sus habitantes, según un estudio
JOSÉ ÁNGEL MONTAÑÉS - Barcelona - 29/05/2011 ELPAIS

"Viven en palacios de mármol, van encogidos de tanto oro como llevan encima, arrastran colas de seda, van pintados de carmín y además no faltan los jardines y lugares de reposo junto al mar, vinos exquisitos, banquetes espléndidos y un descanso para la vejez". Así criticaba en el siglo IV el obispo Paciano (el segundo que tuvo Barcelona tras Pretextato) el alto nivel de vida que tenían los habitantes de Barcino, la colonia romana que acabó siendo Barcelona, a pesar de que el obispo pertenecía a la aristocracia. El estudio La arquitectura doméstica de la ciudad romana de Barcino, de Ada Cortés, que publica esta semana la revista Quarhis, aparte de ser la primera visión de conjunto de la arquitectura doméstica de Barcino, da la razón a Paciano. Durante el siglo IV la prosperidad y el dinamismo de la ciudad quedaron reflejados en su urbanismo: se levantó un nuevo recinto amurallado con 76 torres (por lo que la colonia empezó a llamarse "la ciudad coronada"); se construyeron viviendas y se ampliaron las existentes con salas y habitaciones que se decoraron con ostentación y lujo a base de pinturas murales, mosaicos de mármol policromados y pavimentos cerámicos.

Según el estudio, las siete domus excavadas hasta ahora: las de Sant Miquel y Sant Iu (las más antiguas del siglo I, época en que se fundó la ciudad), y las del palacio arzobispal, Sant Honorat, Avinyó, Sant Miquel, Sant Felip Neri y la de Bisbe Caçador (bajo el archivo administrativo) fueron construcciones de dimensiones considerables que, posiblemente, ocuparon toda la insula (la manzana romana) y llegaron a alcanzar, como ocurre con la del Bisbe Caçador, los 2.000 metros cuadrados de extensión.

Cortés, que en 2009 presentó su tesis doctoral sobre la arquitectura doméstica romana en toda Cataluña, explica que, ante la imposibilidad de excavar toda la ciudad, es difícil establecer una tipología para todas las domus. Pero asegura que las siete conocidas responden al tipo de casa con peristilo y patio porticado, núcleo de la vida doméstica alrededor del cual se organizan las dependencias.

Además, a pesar de que el siglo IV en otras ciudades de Hispania y del imperio es un periodo de poco o nulo esplendor, las excavaciones han permitido comprobar que la mayoría de las domus de Barcino se dotan en este momento de termas privadas para satisfacer las necesidades higiénicas y terapéuticas de sus acaudalados dueños. Carme Miró, autora del artículo Los 'balnea' de las domus de Barcino, que también se publicará en la misma revista, asegura que "solo personas con un estatus económico importante pudieron disponer de un espacio dentro de la trama urbana, que incluso invade la calle, para poder construir un balneario propio, sobre todo si tenemos en cuenta que ya existían baños públicos adonde podía ir todo el mundo". En opinión de la arqueóloga, esto adquiere más importancia "si se tiene en cuenta que la ciudad era muy pequeña, 10 hectáreas, y el espacio público escaso".

La continua transformación urbanística de Barcelona ha sacado siempre a la luz restos enterrados, casi todos de mosaicos, pero también de muros y salas con columnas, susceptibles de ser considerados arquitectura doméstica de época romana (véase el plano adjunto). El más famoso es el mosaico descubierto en 1860 en la calle de la Comtesa de Sobradiel, con una magnífica escena de carreras de cuadrigas en el circo Máximo de Roma, aunque algunos investigadores, como Miró, defienden la posibilidad de que perteneciera a un edificio termal. Hoy luce en una de las paredes del Museo Arqueológico de Cataluña.

Cortés destaca en su trabajo que las excavaciones de Barcelona hasta ahora sólo han descubierto domus decoradas con materiales de lujo en el interior de la muralla, pero no han encontrado ningún resto que pudieran pertenecer a viviendas de colonos humildes. Además, basándose en otros estudios que han constatado que la fundación de la ciudad en el siglo I, aunque implicó una ocupación del territorio, no supuso una explotación agrícola generalizada de la zona próxima a Barcelona, defiende que la colonia de Barcino se fundó sobre todo para que desempeñara "una función política, administrativa y religiosa, y por eso las viviendas tienen un alto grado de representación". Julia Beltrán, responsable del conjunto monumental de la plaza del Rei y de la revista que publica el Museo de Historia de Barcelona (Muhba), afirma: "La fundación de Barcino en la época altoimperial obedece a un modelo de implantación territorial basado en el control de las transacciones comerciales y las actividades portuarias de la desembocadura del Llobregat, claramente diferente al que llevó a la fundación de la cercana Baetulo [Badalona] durante la república".

Pero ¿dónde vivía la gente humilde de Barcino? Beltrán asegura que, pese a la idea que se tenía de que extramuros solo estaban las necrópolis, "ahora existen datos de que el suburbium de la ciudad estaba habitado y que había mucha actividad vinculada a la vida económica de la ciudad, con centros de producción y talleres, sobre todo de fabricación de ánforas para vino, silos para guardar grano, termas portuarias y villas próximas a la muralla, como las de Antoni Maura y Víctor Balaguer".

Les primeres fotografies de carnet



Exposició al Museu Arqueològic nacional de Madrid amb retrats de El Fayun, uns magnífics retrats d'època romana trobats a Egipte. Veure Galeria de Fotos.

dijous, 26 de maig del 2011

El món clàssic també a la publicitat



A veure si sabeu qui surt a l'anunci de L'estrella Dam?

diumenge, 22 de maig del 2011

De veritat ens assemblem tant?

Están locos los romanos

Les debemos mucho, pero nos separan cosas fundamentales

JACINTO ANTÓN 22/05/2011 per a www.elpais.es

Les debemos mucho, casi todo, a los romanos, vale. Recuerden las palabras de Reg, el líder del Frente Popular de Judea, sector oficial, en La vida de Brian -el discurso más celebrado del cine de sandalias después de la arenga del general Maximus (Gladiator) a los frates jinetes de sus turmae y el "¡arre!" de Ben Hur-: "Aparte del acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la irrigación, la sanidad, la enseñanza, el vino (eso sí lo vamos a echar de menos), la ley y el orden, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?". Roma caput mundi, aeterna urbis, aurea Roma, civis Romanum sum, Romanus sedendo vincit... De acuerdo, de acuerdo. Pero tras la nueva invasión romana que vivimos, la enésima, manifestada en libros de toda clase, películas y series de televisión -hasta La Fura dels Baus se pone romana-, una sospecha empieza a aflorar en nuestros latinos corazones: ¿de verdad nos parecemos tanto?, ¿somos tan romanos realmente?, ¿ese mundo que aparece ante nuestros ojos en páginas, pantallas y escenarios es el nuestro?

Es difícil identificarse, aceptémoslo, con la hosca facilidad de Quintus Dias, el protagonista de la sangrienta película Centurión, para matar a punta de gladio pictos y brigantes; con el sexo morboso y cruel de las matronas de Spartacus -quien haya visto con su hija adolescente la escena de la serie en que las damas obligan a copular ante ellas a un gladiador y a una esclava tardará en olvidarlo ("pues vaya con la antigüedad, papi"), por no hablar de conseguir que la niña lea luego a Ovidio-. Cuesta, decía, sentir afinidad con la despiadada astucia del resucitado pretor Galba en la segunda temporada de Hispania o con platos como las vulvas de cerdo à la Lucio Vero (envenenadas). ¿Un espejo, Roma? Vae!, ¡ay!.

¿Qué es lo que más nos impactaría de la Roma clásica si pidieramos viajar hasta ella?, le pregunto a la gran y amena historiadora Mary Beard, autora de Pompeya o El triunfo romano (ambas en Crítica). "Oh, la suciedad y el olor pestilente, y la pobreza... detrás de la rutilante fachada de mármol".

Lindsey Davis es otra de las personas que más nos han acercado al mundo romano, ella desde las novelas del detective Falco, la XX de las cuales, Némesis, es novedad, como lo es la indispensable Marco Didio Falco, la guía oficial, una delicia enciclopédica para sus muchos seguidores (ambas en Edhasa). Al interrogar a la autora sobre esa extrañeza que nos provocan los romanos, contesta: "Yo he basado mis libros precisamente en la creencia de que los romanos eran como nosotros. Pero siempre digo que hay dos áreas en que su mundo difiere radicalmente del nuestro: la arena (los combates de gladiadores y con animales) y la esclavitud. Desde luego, hay también otra: la posición legal de la mujer, que tenía que ser representada en muchas ocasiones por el cabeza de familia. Muchas ocupaciones le estaban vetadas: ¡de haber vivido entonces yo no me podría ganar la vida como lo hago!",

Davis, noblesse oblige, aprovecha para criticar que en el filme La legión del águila -basada en la conmovedora novela de Rosemary Sutcliff-, el protagonista porta la espada en el lado izquierdo cuando lo preceptivo en el ejército romano era llevarla siempre en el derecho. Ahí queda el dato.

Aparte de que no existían en el mundo romano el café, el té, el chocolate, las patatas o los tomates, (¡un mundo sin todo eso no puede ser el nuestro!), nos choca mucho lo poco que valía la vida, sobre todo si eras un esclavo, "un animal con habla", como dice que los consideraban la arqueóloga Isabel Rodà, directora del Insituto catalán de Arqueología Clásica (ICAC): cuando uno de los suyos rompió sin querer una copa de cristal, Vedio Polión ordenó que lo echaran al estanque de las morenas, a las que había acostumbrado a comer carne humana (ya ven que la historia no se la inventó Robert Harris en Pompeya).

El gran historiador Paul Veyne dice en Sexe et pouvoir a Rome (Tallandier, 2005) que lo que más nos sorprendería de vernos súbitamente trasladados a la antigüedad romana es la violencia, "una brutalidad que corta el aliento". Violencia no solo en el anfiteatro sino en todas las facetas de la vida. No en balde, señala, en las fasces el símbolo de Roma era un hacha de decapitar rodeada de varas para azotar. La mayoría de los grandes líderes políticos romanos tenían experiencia militar de combate cuerpo a cuerpo y habían matado con su propia mano.

No había nada en aquel mundo similar a nuestro humanitarismo. El infanticidio era habitual. Y el abandono de los niños tan corriente que suponía el principal suministro de los mercaderes de esclavos, por encima de los prisioneros de guerra.

No entenderían los romanos que nos parecieran mal los combates de gladiadores, la atroz hemorragia de la arena (Beard calcula que el número habitual de gladiadores en el imperio ascendía a 16.000, ¡el equivalente a tres legiones!). Así que de prohibir los toros, ya ni hablemos. No exisitía algo que nos parece tan esencial como los derechos humanos, una conquista muy reciente, conque los derechos de los animales... Augusto envió al circo para su escabechina a 420 leopardos y 36 cocodrilos, según Plinio. César 20 elefantes y 600 leones. Cómodo mató él mismo en un espectáculo cinco hipopótamos, dos elefantes, un rinoceronte y una jirafa. "Nos sorprende de los romanos su prepotente sentido de dominio de la naturaleza", apunta Rodà.

El espectáculo de la violencia y la crueldad resultaba casi anodino en Roma, trivial. Cuando de niño Caracalla prorrumpió en sollozos en el Coliseo asustado por los alaridos de un condenado a las fieras -damnatio ad bestias- que estaba siendo despedazado por un tigre, la muchedumbre se conmovió... del llanto del futuro emperador, no del pobre tipo supliciado. Nunca hubo cosa tal como una campaña para la abolición de los shows de la arena. Ni siquiera protestas. A Marco Aurelio no le gustaban las luchas de gladiadores, pero porque las encontraba aburridas. "Las fronteras éticas de los romanos estaban situadas en lugares diferentes de las nuestras", recalca Beard.

Entre la gran cosecha reciente de libros de romanos -que incluye títulos como La prisionera de Roma (Planeta), en la que José Luis Corral novela la vida de Zenobia, la reina de Palmira; el imprescindible Manual del soldado romano (por fin en castellano, en Akal), de Matyszak o La cosecha por la libertad (Edhasa), con la que Simon Scarrow, el autor de la feroz saga sobre las legiones centrada en los centuriones Macro y Cato, abre una nueva serie ¡juvenil! protagonizada por un gladiador adolescente-, destaca Gabinete de curiosidades romanas (Crítica, 2011). Su autor, J. C. McKeown, profesor universitario de Clásicas en EE UU, ha recogido en un volumen fascinante "relatos extraños y hechos sorprendentes" del mundo romano. Su lectura resulta muy ilustrativa para ver hasta qué punto los romanos eran diferentes de nosotros.

¡Qué cosas creían! Que a las serpientes les gusta el vino, que las cabras respiran por las orejas... El propio Plinio, que se vanagloriaba de su espíritu científico, daba crédito a los prodigios más disparatados, como que cuando fue derrocado Nerón, un olivar del emperador cruzó la vía pública -también refiere la creencia de que si uno se pone una lengua de hiena entre la planta del pie y la suela del zapato no le ladran los perros-.

Hacían mucho caso los romanos, pueblo supersticioso donde los haya, a los presagios y sueños. "Era por falta de una religión intimista", señala Rodà, "la religión oficial era ceremonial y no podía satisfacer las necesidades más profundas, así que estaban pendientes de presagios y se cargaban de amuletos". Artemidoro de Daldis, autor de una Intepretación de los sueños, apunta que soñar que uno es crucificado anuncia al soltero que va a casarse (!). Dión Casio da cuenta del infausto augurio que pareció a César el que cuando perseguía al ejército de Pompeyo sus estandartes aparecieran infestados de arañas. Marco Aurelio, un tipo que parece tan cabal hizo arrojar al Danubio dos leones vivos para propiciar su guerra contra los marcomanos. Para Mary Beard la historia más estrafalaria del mundo romano es la del banquete ofrecido por Heliogábalo en el que la lluvia de pétalos de rosa lanzada sobre los comensales fue tan copiosa que los asfixió. "Es una historia fuerte, pero ofrece una gran advertencia acerca del emperador: ¡su generosidad puede matarte!".

Los romanos a los que tenemos por tan limpios, no usaban jabón para lavarse sino aceite de oliva. Los retretes domésticos eran una excentricidad (y estaban junto a las cocinas, y no tenían puertas). Lo habitual era usar las letrinas públicas, sin ninguna privacidad. Curioso. Incluso los insultos romanos nos suenan extraños: Domicio Corbulón llamó a Cornelio Fido en el Senado "struthocamelus depilatus", "avestruz pelado", vamos, ni el capitán Haddock. ¿El sexo? "Somos más mojigatos que ellos en relación con el placer y el cuerpo", opina Rodà. "Había menos tabúes. No tenían el concepto de pecado y culpa que es nuestra herencia judeocristiana". A ver quién colgaría hoy en su casa un tintinnabulum, una campanita, con forma de pene...

Hay muchas cosas que damos por sentado de los romanos, pero que no son ciertas. Por ejemplo, apunta Mary Beard, que usaran habitualmente togas. "La toga era una vestimenta formal, no algo para cada día". La historiadora detesta que le pregunten (como le ocurre siempre) qué llevaban debajo de la ropa los romanos. Ahí va la respuesta: subligaculum. Con lo fácil que es decir calzoncillos y bragas...

Eran, parece, los romanos, poco dados a la introspección o al análisis psicológico. La corrupción y la prevaricación reinaban a gran escala, eso nos sorprende menos, pero había un fenómeno que nos resulta estrambótico, el evergetismo: el mecenazgo sobre el dominio público. Los ricos ofrecían servicios a la comunidad -a cambio de clientelismo político-. Los anfiteatros, las termas, la mayoría de los monumentos públicos eran pagados y donados a la ciudad por los poderosos. Como si el metro o la red eléctrica los regalara un particular. No existía una verdadera policía (aunque siempre podías llamar a Falco) y la única manera de conseguir justicia era a menudo tener un buen patrón o una banda de amigos que te echaran una mano: sí, mafiosillo. La serie Roma, que ahora se repone, da una imagen ajustada de eso.

¿Qué decir de la forma en que hacían la guerra los romanos? Salvaje. La guerra total. Las legiones eran una verdadera picadora de carne. Se calcula que la conquista de la Galia por César costó un millón de vidas. El propio Julio anota que en una batalla "casi la totalidad de la tribu de los nervios fue exterminada y con ella su nombre". Como dice Tácito que dijo el cabecilla britano Calgatus, "crean un desierto y lo llaman paz".

"Odio et amo: nuestra visión de Roma puede ser muy ambivalente", resume Isabel Rodà. "Los romanos llevaron al mundo una modernidad y un confort, una calidad de vida, que no hemos recuperado luego hasta el siglo XX, por no hablar del derecho, pero no podemos idealizarlos. Estamos separados: nosotros somos producto de muchas fases intermedias, y del cristianismo". Acabamos con un testimonio de excepción: ¡el del mismísimo Galba! "Me siento bien con la coraza, da empaque", dice Lluís Homar que se ha metido con ganas una segunda temporada en la piel del pretor. Aunque eso no le hace perder la perspectiva: "Los romanos eran diferentes, no te quepa la menor duda; mientras nosotros debatimos sobre el boxeo o los toros, ellos no tenían ningún reparo en emplear la fuerza bruta, ni en convertir la violencia en espectáculo. Los devolvemos a la vida en la ficción, pero su tiempo ha pasado".

dijous, 19 de maig del 2011

Un Treball de Recerca premiat

Us deixo l'enllaç d'un treball de recerca en forma de bloc. El tíema és els referents clàssics en la música actual. Passeu-hi i segur que de ben segur us serà de gran utilitat!

http://blocs.xtec.cat/lempremtadorfeu/

Felicitats per a l'autor, Oriol García-Penche "Deka", i la seva tutora, Margalida Capellà de l'INS Cristòfol Ferrer (Premià de Mar)

S’incorporen dues joguines gregues al Museu d’Empúries

S’incorporen dues joguines gregues al Museu d’Empúries

Les peces, la figura d’un forner i una nina, provenen de l’última intervenció al jaciment


imatge: MAC
La figura del forner de terracota d'Empúries
Com eren les joguines dels nens grecs? A la seu d’Empúries del Museu Arqueològic de Catalunya se’n poden veure 2 exemples des d’ahir. Són la figura d’un forner i una nina amb els braços i les cames articulats, ambdues de terracota. Segons han establert els experts, pertanyien a una nena grega del segle V-IV aC.

Les peces són unes de les troballes estrella de les últimes excavacions al jaciment d’Empúries. Provenen de la necròpolis grega que es va localitzar durant la construcció d’un nou centre de visitants. Aquestes joguines tenen un alt valor arqueològic pel seu estat de conservació i perquè és la primera vegada que es troba a Empúries una figura que representa un ofici.

Un cop restaurades, s’han incorporat a l’exposició permanent del museu. La data escollida per la presentació al públic va ser ahir, Dia Internacional dels Museus.

Més informació.

dimecres, 18 de maig del 2011

Prisionera de Roma






En el año 267 una hermosa joven llamada Zenobia se convirtió en soberana de la fabulosa ciudad de Palmira, en el desierto de la provincia romana de Siria. Tras el asesinato de su esposo Odenato, Zenobia hizo de Palmira el centro de un nuevo reino que dominó las tierras ubicadas entre el Mediterráneo y Mesopotamia. Durante cinco años su sueño imperial fue posible y Zenobia, dotada de una belleza legendaria y de una capacidad de gobierno encomiable, se independizó del Imperio romano, reinó sobre Asia occidental, conquistó Egipto, fue aclamada como la nueva Cleopatra y mantuvo a raya al Imperio persa.

En el año 272, Aureliano, emperador de Roma, se enfrentó al ejército de Palmira después de que Zenobia se atreviera a proclamar su independencia del Imperio romano. Derrotada y presa la reina Zenobia y conquistada Palmira, el Imperio romano recuperó la gloria de los tiempos de los grandes césares y todavía sobreviviría un par de siglos, a veces inmerso en períodos de lenta agonía.


José Luis Corral, Prisionera de Roma, Ed. Planeta, Barcelona, 2011

dimecres, 11 de maig del 2011

divendres, 6 de maig del 2011

TARRACO VIVA


Avui comença TARRACO VIVA i fins el diumenge 15 de maig l'esperit romà de la ciutat reviurà a la meravellosa Tarragona. Us convido que us hi passeu, especialment el cap de setmana que ve. Podreu visitar un campament romà, veure lluites de gladiadors, participar en tallers... (Per a algunes activitats cal inscripció prèvia). A més, els diferents epais museístics celebren jornades de portes obertes. Animeu-vos! Jo ja tinc les meves entrades reservades!!!


La veu passiva


Us enllaço la pàgina dels quaderns Virtuals on hi ha uns exercicis per treballar la veu passiva, tant els temps de present com els de perfet.

Posa't a prova 2011

Ja està disponible el POSA'T A PROVA! Sabeu que és un recull molt extens de preguntes que us ajudaran a orientar i preparar els exàmens de la temuda Selectivitat que aquesta any són els dies 15, 16 i 17 de juny. Llatí és el dia 17 a les 12:30 h. Per a més info.

Graus de l'adjectiu

Faig una entrada especial per als graus de l'adjectiu que, quan surten, ens porten un mal de cap.


POWER POINT

EXERCICIS i TEORIA

dijous, 5 de maig del 2011

Editat un Diccionario de motivos amatorios


Andrés Marín Cejudo | Huelva www.elmundo.es 22/04/2011

La Universidad de Huelva edita un 'Diccionario de motivos amatorios'. trabajo evidencia la "espontaneidad sexual" de los romanos. En el estudio han participado investigadores de ocho universidades españolas. Recoge 173 voces de temas amatorios y eróticos desde Plauto hasta Apuleyo.

"¡Celio!, nuestra Lesbia, aquella Lesbia, / la Lesbia aquella a la única que Catulo / amó más que a sí mismo y a todos los suyos, / ahora va por las esquinas y los rincones / pelándosela a los magnánimos nietos de Remo". Este conocido ejemplo de los tormentos de Catulo por su amada Lesbia bien podría encajar en una de las entradas, la del cornudo, analizadas en el 'Diccionario de motivos amatorios en la literatura latina', un trabajo de la Universidad de Huelva (UHU) que verá la luz en breve tras 20 años de trabajos e investigaciones y la colaboración de ocho universidades de toda España.

Los frescos hallados en uno de los más famosos burdeles de Pompeya, el 'Lupanare', hablan a las claras de la desinhibición sexual y amatoria con la que los romanos afrontaban las relaciones con sus semejantes. La poesía latina, desde Plauto (siglo III a.C.) hasta Apuleyo (siglo II d.C.) es también una muestra de cómo vivían los romanos el amor y el sexo.

Sorprende, de entrada, lo avanzado de un asunto que parece haber inventado la modernidad. "Aunque cada autor lo refleja en sus obras de una manera diferente, en general existía una mayor desinhibición frente a los hábitos amorosos de hoy, con una mayor espontaneidad sexual", explica uno de los coordinadores del proyecto, el doctor en Filología Latina Luis Rivero.

El 'Diccionario de motivos amatorios en la literatura latina' incluye 173 voces correspondientes a tópicos eróticos, con figuraciones metafóricas sobre el amor, como el concepto 'llama de amor' o 'esclavitud de amor'; situaciones, como el enamoramiento, el cortejo o los esponsales; personajes, como la amada, el amante, el confidente o el cornudo; y otros elementos relativos a la relación erótica, entre ellos, el coito, las fantasías eróticas o la felación.

Se trata de una obra que "nace con vocación enciclopédica y concebida para ser una referencia para estudiosos de la literatura grecolatina y moderna", explica Rosario Moreno, profesora de Filología Latina de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y una de las coordinadoras del manual, junto a Luis Rivero.

Este diccionario, que verá la luz en mayo, es una obra engendrada en el seno de la Universidad de Huelva cuyo principal promotor ha sido el catedrático de Filología Latina de este centro Antonio Ramírez de Verger.

Con el estudio y análisis de todas las creaciones amatorias de más de una veintena de autores latinos, más otras obras fragmentarias de numerosos autores, "podemos ver cuánto hay de herencia cultural en la manifestación del amor actual", indica Luis Rivero, quien considera que, aunque el amor es un sentimiento universal, cada civilización lo configura de una forma diferente. Con esta obra "podemos ir conociéndonos mejor, sabiendo qué entendemos por amar, acercándonos al abismo de ese misterio que no puede ni nunca podrá saberse", apunta el investigador.

Detrás de este diccionario hay 20 años de trabajo. La primera etapa, coordinada por Antonio Ramírez de Verger y Luis Rivero, consistió en el despojo de todo el material amoroso de "aquellos textos latinos más relevantes y susceptibles de contener ese material" y su organización por criterios temáticos. En segundo lugar, se procedió a la elaboración de una plantilla de motivos amatorios y la inclusión del material para su clasificación.

La última etapa fue la redacción de las entradas del diccionario, es decir, de los distintos motivos amatorios y sus manifestaciones literarias desde Plauto hasta Apuleyo. Esta labor, coordinada en su fase final por Rosario Moreno, editora del volumen, requirió la participación y colaboración de investigadores de las universidades de Extremadura, Pablo de Olavide, Sevilla, Málaga, Córdoba, Lleida, Valladolid y Autónoma de Madrid, además de los de Huelva.

diumenge, 1 de maig del 2011