l Ayuntamiento afirma que algunos restos quedarán más visibles y que se cumplirán las medidas de seguridad.
Las obras que se han realizado en la calle del Enrajolat de Tarragona han permitido que por unos días se observen unos restos del circo que hasta ahora quedaban escondidos debajo del suelo. Los arqueólogos sabían que si se intervenía en esta zona aparecería el visorium, (la parte superior plana encima de las gradas del circo). Así ha sido. Se ha realizado un cambio en el alcantarillado, entre otros servicios, y como consecuencia ha salido a la luz la continuación de la cabecera del Circo de Tarraco, concretamente han aparecido estas gradas superiores. Actualmente se está trabajando en la calle del Enrajolat y el proyecto de Incasòl, realizado en esta ocasión por el arquitecto Carles Brull, avanza.
La Reial Societat Arqueològica de Tarragona se ha pronunciado al respecto. «Estamos decepcionados. Tenemos una gran oportunidad y no se acaba de aprovechar», explica Jordi Rovira, presidente de esta asociación. Sin embargo, destaca el buen trabajo por parte del arquitecto encargado del proyecto, «pero Brull trabaja en la linea que le marca la administración». En este sentido Rovira argumenta que «la administración no ha sido suficiente atrevida para tomar una decisión. Aquí era muy fácil hacer entender que los restos encontrados ayudan a comprender mejor todo el monumento en su conjunto. Sería bueno para el patrimonio y para Tarragona ir sumando partes al circo», explica Rovira.
«La obra de hormigón es lo que más nos preocupa, y es que poner hormigón, aunque sea encima de otros materiales, pero dentro de un circo romano no lo encontramos normal, ni tampoco pensamos que sea una forma de tratar a un monumento romano», afirma Rovira.
Desde el Ayuntamiento de Tarragona, Imma Teixell, arqueóloga municipal explica que actualmente se está nivelando el subsuelo de la calle del Enrajolat con el objetivo de aislar y de proteger los restos que hay en esta zona. «Posteriormente se colocará el pavimento, pero nunca de una manera directa encima de los restos», explica Teixell.
El proyecto está aprobado por la Comisió de Patrimoni Cultural de la Generalitat, el Área de Patrimoni del Ayuntamiento e Incasòl. La Reial Societat Arqueològica, por su parte sostiene que se podría actuar con más sensibilidad y extender la visión que se tiene actualmente del circo.
El proyecto
El presidente de La Arqueològica, Jordi Rovira, defiende que una propuesta de este proyecto sería «crear una estructura de pasarela de madera y acero que posibilitase el paso de los viandantes. Esta pasarela permitiría la contemplación del visorium y se equipararía con la curva del circo». Respecto los dos aparcamientos particulares que hay en la calle del Enrajolat apuestan por «una solución más directa como es la compensación del uso de dos plazas de párking en algún aparcamiento de titularidad municipal», afirma Rovira.
«La solución que se ha encontrado en esta calle es peculiar», explica Teixell. «Ni los restos romanos han condicionado el uso de la calle, ni al revés, la calle condicionará los restos. Es un proyecto de una gran sensibilidad. Se ha optado por un doble nivel y esto permitirá tener más visión del circo. El visorium queda registrable y visible en estos registros. Lo que sí se hace es más didáctico lo que era el visorium», añade Teixell. «Por otro lado, la calle como tal exige unas medidas de seguridad que se tienen que cumplir», añade.
Desde La Arqueològica recuerdan que este circo romano es el más importante de Europa a nivel de conservación y que en su momento significó distintos reconocimientos internacionales, así como también fue uno de los puntos claves para que concedieran a Tarragona la distinción de Patrimoni Mundial de la Humanitat. «El hecho de tapar estos restos nos hace perder la ilusión y eso que la arqueología en Tarragona es apasionante», señala Jordi Rovira. «Quizá lo mejor hubiera sido no haber tocado la calle. Si sólo era necesario una pequeña obra de pavimento, haberla hecho, pero sin ser necesaria una intervención arqueológica», añade Rovira.
El futuro
Desde La Arqueològica auguran que «la obra tendrá que ser reversible y en el futuro seguro que se exigirá que se retire. Pueden pasar más o menos años, pero para nosotros el horizonte es y será desmontarlo», añade Jordi Rovira.
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